martes, diciembre 26, 2006

Rosas Blancas

Entré en unos grandes almacenes de mi ciudad para hacer unas compras navideñas de ultimo minuto. Miré a toda esa gente y renegué entre dientes. Estaría allí para siempre... y tenía muchísimo k hacer. La Navidad estaba comenzando a ser un engorro. Yo preferiría dormir hasta k pasara la Navidad. Me fui lo mas pronto posible entre toda la gente y me dirigí al departamento de juguetes. Estando allí, renegué de nuevo sobre los precios de todos esos juguetes y me puse a pensar en mis nietos si los apreciarían o si iban a jugar con ellos o no. Me encontré en la sección de las muñecas. De reojo, vi a un niño de mas o menos 5 años abrazando una linda muñeca. Le tocaba el cabello y la abrazaba tan tiernamente k sin querer, seguí girándome hacia él y pensando para quien sería esa muñeca. Lo vi darse la vuelta hacia una mujer, la llamo por su nombre y le dijo: “¿Estas segura k no tenemos suficiente dinero?”. La mujer (su tía) le respondió con impaciencia: “Tú sabes k no tenemos suficiente dinero”. Su tía le dijo al niño k no se moviera de allí. K ella tenía k comprar otras cosas y k regresaría en pocos minutos. Luego se retiró. El niño continuó abrazando la muñeca. Después de un ratito, le pregunte para quien era la muñeca. Me contestó: “Es la muñeca k tanto quería mi hermanita para Navidad. Ella estaba segurísima de k Santa Claus se la regalaría”. Le dije k quizás Santa se la llevaría y el me contestó: “No, él no puede ir a donde esta mi hermanita... tengo k darle la muñeca a mi mamá para k se la lleve”. Le pregunté dónde estaba su hermanita. Me miró con sus ojos llenos de tristeza y me dijo: “Ella se ha ido con Jesús. Mi papá dice k mamá tendrá k irse para estar con ella”. Mi corazón casi paró de latir. Luego el niño me volvió a mirar y me dijo: “Le dije a mi papá que le comentará a mi mamá k no se fuera todavía k esperara hasta k yo volviera de la tienda”. Luego me preguntó si quería ver su fotografía. Le dije k me encantaría. Sacó unas fotos k se había tomado frente a la tienda y me dijo: “Quiero k mi mama se lleve estas fotos para k nunca me olvide. Yo quiero tanto a mi mamá y quisiera k no tuviera k dejarme, pero papá dice k necesita estar con mi hermanita”. Vi k el niño agachaba la cabeza y se quedaba muy callado. Mientras el no miraba, metí la mano en el bolso y tome un puño de billetes. Le pregunté la niño: “¿Contamos de nuevo el dinero”?. Se puso muy contento y me respondió k si, k el sabía k tenía k ser suficiente. Metí mi dinero entre el suyo y lo comenzamos a contar. Era suficiente para la muñeca suavemente dijo: “Gracias Jesús, por darme suficiente dinero para comprar esta muñeca, para k mamá se la pueda llevar a mi hermanita y escuchó mi oración. Quería pedirle para comprarle una rosa blanca a mi mama, pero no se lo pedí. Y el me dio lo suficiente para comprar la muñeca y la rosa para mi mamá. A ella le encantan las rosas blancas muchísimo”. En unos momentos regresó la tía y yo me fui con mi carrito. No podía dejar de pensar en el niño mientras terminaba de hacer mis compras. Ya tenía una actitud y un sentimiento totalmente diferentes a cuando comencé. Estaba recordando algo k había leído en el periódico unos días antes, sobre un conductor ebrio k había chocado contra un auto matando a una niña y dejando a la mamá en condición muy critica. La familia estaba tratando de decidir si quitarle la vida artificial. Pero seguramente este niño no podía ser parte de este relato. Dos días después leí la noticia de k la familia había decidido desconectar la vida artificial. Mas tarde ese día, no me pude resistir, fui y compré unas rosas blancas y la llevé a la funeraria en donde estaba la joven mujer y allí estaba ella con una linda rosa blanca, la hermosa muñeca y la foto del niño de la tienda. Me fui de allí llorando, mi vida cambio para siempre. El amor k ese niño tenía para su hermanita y su madre era sobresaliente. Y en un instante, un conductor ebrio destrozó la de ese niño en pedazos..........